Santo Domingo.- El Presidente de Data Crédito, Porfirio López Nieto,
realizó un encuentro con varios representantes de iglesias evangélicas para
discutir su propuesta de Ley que busca
el Financiamiento de las Iglesias de la República Dominicana.
López Nieto reiteró que la empresa que dirige, además
de exceder las expectativas de sus afiliados, se encuentra inmersa en un sólido
esquema de responsabilidad comunitaria y corporativa, que les permite presentar
a la consideración pública este tipo de propuesta. "Es un hecho incontrovertible e innegable que las Iglesias que
operan en la República Dominicana contribuyen sustancialmente a mantener la paz
social, a la consecución de la felicidad de los ciudadanos, y a través del
proceso de evangelización que realizan en todo el país, a promover la decencia
y los valores cristianos fundamentales y necesarios para la formación de
mujeres y hombres de bien. Indicó el ejecutivo.
Agregó
que las iglesias realizan actividades extraordinarias, transcendentales,
loables e imprescindibles en beneficio del país, y dado que lo hacen en
condiciones económicamente limitadas y precarias, resulta conveniente crear la
"Ley para el Financiamiento de las Iglesias de la República
Dominicana".
Los
representantes de las iglesias evangélicas que se dieron cita al encuentro,
manifestaron su apoyo a esta iniciativa, ya que esta propuesta se trata de un
proyecto inclusivo, que contribuiría a elevar los trabajos que desde hace mucho
tiempo vienen realizando las diferentes iglesias con fondos privados en sus
diferentes comunidades.
Principios fundamentales
de la Ley Propuesta:
[1]. No se
está creando ningún impuesto nuevo. Tan solo se propone redirigir entre
el 5% y el 10% de los recursos generados por un impuesto que ya existe.
Es decir, la implementación de esta propuesta en ningún caso incrementaría el
monto de los impuestos que en la actualidad aportan los contribuyentes.
[2]. Ningún
ciudadano será obligado a entregar este impuesto a las Iglesias.
Nuestra sociedad es una democracia y, por tanto, existe libertad de culto, lo
que garantiza el respeto a los no creyentes. Por consiguiente, las personas que
no deseen que sus impuestos sean canalizados por esta vía continuarán
tributando directamente al fisco, de la manera habitual.
Al acogerse
favorablemente esta iniciativa, bastaría hacer un pequeña modificación a la Ley
Número 253-12 sobre el Fortalecimiento de la Capacidad Recaudadora del Estado
para la Sostenibilidad Fiscal y el Desarrollo Sostenible, publicada en la
Gaceta Oficial Número 10697, del 13 de noviembre de 2012, la cual, en su Artículo
3, modificó el Artículo 296 sobre la "Tasa del Impuesto de las Personas
Físicas", del Código Tributario de la República Dominicana,
establecido a través de la Ley Número 11-92 y sus modificaciones. La retención
a los asalariados del año 2016 establece la Tasa del Impuesto: "las
personas naturales o domiciliadas en el país pagarán sobre la neta gravable del
ejercicio fiscal, sumas que resulten de aplicar en forma progresiva la
escala", la cual estipula la exención aplicable a las rentas anuales
hasta RD$409,281.00 [monto equivalente a un salario mensual de RD$ 34,106.75].
Es decir, los asalariados que perciban salarios hasta RD$ 34,106.75 estarían
exentos del 5% al 10% sugerido en esta propuesta de Ley.
Los recursos que
se generarían con la implementación de esta Ley son cuantiosos y podrían tener
un impacto social extraordinario, mejorando la calidad de vida de miles o
millones de personas socialmente vulnerables. Para dar una idea más precisa al
respecto, tomemos en consideración que en el año 2015 el monto retenido
a los ciudadanos [1,961,825 empleados contribuyentes] por concepto del
Impuesto Sobre la Renta fue RD$27,589,969,590.00 pesos
dominicanos. El 5% de esta cifra es RD$1,379,498,479.50 pesos dominicanos.
El 10% de esta cifra es RD$2,758,996,959.00 pesos dominicanos.
Para garantizar la
transparencia absoluta del manejo de estos recursos las Iglesias
se comprometerían a rendir informes anuales detallados de las inversiones que
realizaran en los diversos programas que administrasen y la Cámara de
Cuentas de la República Dominicana realizaría una exhaustiva auditoría del
periodo reportado para verificar la exactitud de la información. Para
poder ser beneficiarias de los recursos generados por esta Ley, las Iglesias
deben estar debidamente registradas y reconocidas por el Estado.
Tanto los informes
emitidos por las Iglesias como las auditorías realizadas por la
Cámara de Cuentas serían de dominio público y todos los ciudadanos tendrían
pleno derecho al acceso de los mismos, como garantiza la Ley de Libre
Acceso a la Información Pública.
Tomando en
consideración que la deuda social pendiente es extensa y diversa, se pueden
diseñar programas, en coordinación con elGobierno Dominicano [por
ejemplo, a través de los Comedores Económicos del Estado] y las
diferentes Iglesias de todas las denominaciones, para crear
servicios comunitarios en áreas tan importantes como la asistencia a niños que
viven en las calles y a los enfermos mentales sin hogar que han sido
abandonados por sus familias. Asimismo, fomentar la creación de centros de
refugio para mujeres víctimas de violencia doméstica y, además, contribuir con
el Programa de Alfabetización de Adultos, entre muchas otras opciones que en el
futuro pudieran identificarse.
Con los recursos
generados por la Ley que proponemos, las Iglesias podrían crear
nuevos asilos para la asistencia de ancianos desvalidos, ciudadanos que han
entregado su vida entera al servicio de la nación y que al final de su
existencia encuentran como pago la ingratitud social y familiar o, como ocurre
en otros casos, están desamparados porque su núcleo familiar se extingue debido
al paso inexorable del tiempo, que a todos nos llevará a la desaparición
física. En adición a estos infortunios, en la postrimería de la vida van
perdiendo la capacidad productiva y menguan sus fuerzas y su salud, por lo cual
se encuentran incapacitados para proporcionarse las necesidades elementales que
le garanticen una vida digna.
También podrían
administrar centros de albergue transitorios para indigentes donde estos
desamparados pudiesen recibir, por breve tiempo, refugio y alimentación, en
concordancia con los albergues denominados "La Casa del
Caminante", noblemente concebidos por el Reverendo Luis Alberto Reyes,
de la Iglesia Jesucristo Fuente de Amor.
Otra meta loable podría ser que se financie y se replique el admirable programa de reparación y construcción de casas económicas que desarrolla el Fraile Franciscano José María Guerrero, de la Fundación los Hermanos Pobres de San Francisco, consagrada "radicalmente" a promover el desarrollo humano, económico y espiritual de los más pobres de nuestro país.
Otra meta loable podría ser que se financie y se replique el admirable programa de reparación y construcción de casas económicas que desarrolla el Fraile Franciscano José María Guerrero, de la Fundación los Hermanos Pobres de San Francisco, consagrada "radicalmente" a promover el desarrollo humano, económico y espiritual de los más pobres de nuestro país.
Por otro lado, los
recursos provenientes de esta Ley podrían ser destinados por las Iglesias para
cubrir sus costos operacionales, reparar, remozar y dar mantenimiento a las
estructuras existentes, o para adquirir o construir nuevos templos, lo cual
potenciaría los efectos positivos del adoctrinamiento cristiano que se realiza
en los templos e Iglesias, contribuyendo de manera efectiva a la
reducción de la delincuencia en el país.
A este respecto,
la Iglesia Ortodoxa rusa y el Presidente Vladimir Putin
cimentaron una alianza estratégica sobre la base de la convicción religiosa del
señor Putin, en el sentido de que "La Iglesia Ortodoxa
siempre ha desempeñado un rol especial dándole forma al estado, a nuestra
cultura y a nuestros valores morales". El gobierno ruso ha
remozado templos y ha construido nuevos, con el propósito de contribuir con el
plan de evangelización que realiza a nivel nacional la Iglesia Ortodoxa.
La política actual del Gobierno Ruso contrasta significativamente con el trato
displicente y hostil que recibió en el pasado de parte del Kremlin-Ateo
de la otrora Unión Soviética. Este trato preferencial quizás explique el hecho
de que, hoy en día, más del 70% de la población rusa es cristiana practicante,
y quizás, asimismo, explique el por qué se está evidenciando la impresionante e
indiscutible popularidad que ostenta el Presidente Vladimir Putin,
alcanzando niveles de aceptación sin precedentes.
El Presidente
Vladimir Putin representa un nuevo modelo que debería emularse, porque encarna
una nueva visión de la política rusa, caracterizada por la religiosidad y el
abandono del dogmatismo sectario y rígido del socialismo intransigente que
primó en el pasado. El Presidente Vladimir Putin solicitó y
obtuvo una audiencia con Su Santidad, Papa Francisco, con el
claro objetivo de conciliar las diferencias del pasado, así como promover la
tolerancia y el entendimiento de buena fe dentro de un contexto cristiano.
Aprovechamos esta
carta para recomendar a las Iglesias dominicanas que se mantengan
en alerta, de tal modo que no se dejen confundir ni embaucar por los candidatos
y los políticos oportunistas, quienes no representan los valores cristianos que
dieron origen a nuestra nación.
En este sentido,
las Iglesias y sus feligreses no deberían apoyar electoralmente a
ningún candidato que no represente sus valores morales y que no se comprometa
formalmente con las Iglesias que promueven y defienden los intereses y la
voluntad de Dios. No se trata de ningún chantaje ni de ningún
mecanismo de presión, como podrían argumentar algunos sectores, sino que se
procura que entre los electores y los elegibles exista una coherencia
ideológica auténtica.
No resulta ético ni
lógico pretender que el elegido promueva iniciativas, una vez en el poder, que
vayan en contra de los valores y principios de los que los han elegido.
Por otra parte, a
los extranjeros-diplomáticos que están arrebatados con pasiones incontrolables
promoviendo y acariciando, sediciosamente, la perversa y degenerada idea de
eliminar del Escudo dominicano la palabra "Dios", contenida en
la cinta azul-ultramar, donde se lee en el lema patriótico: "Dios,
Patria y Libertad", así como remover de su centro la Biblia -la cual,
conforme a nuestra Constitución, está abierta en el Evangelio de San Juan,
Capítulo 8, Versículo 32: "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres"-, les invitamos de manera apremiante a que se vayan de nuestro
país, preferiblemente después de que sean declarados por el Gobierno Dominicano
sujetos indeseables y personas non-gratas.
Al tenor con estas
consideraciones patrióticas, es oportuno citar al historiador y auténtico
patriota, Manuel Núñez: "La Iglesia cristiana fue la
matriz que incubó y preservó la nacionalidad dominicana, razón por la cual,
nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, invocó a Dios al momento de
crear nuestra Nación". Asimismo, el señor Manuel Núñez
nos invita a recordar que durante la ocupación haitiana, desde 1821 hasta 1844,
año en que se fundó la República Dominicana, "todos los templos
cristianos fueron clausurados por los invasores haitianos y convertidos en
depósitos de alimentos para abastecer a las tropas del ejército haitiano".
Durante ese
nefasto episodio de nuestra historia, las misas de la Iglesia Católica y
los demás cultos cristianos fueron prohibidos por las autoridades haitianas de
la época, quienes eran creyentes de un animismo religioso amorfo, donde
el vudú ocupaba su epicentro, adorando a múltiples espíritus. Obviamente, el
vudú haitiano no tiene ninguna raíz común con nuestras convicciones
judeo-cristianas, que según lo define el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española es un "Cuerpo de creencias y prácticas religiosas que
incluyen fetichismo, culto a las serpientes, sacrificios rituales y empleo del
trance como medio de comunicación con sus deidades, procedente de África".
A los extranjeros
que les desagrade esta opinión cristiana, les aconsejamos que no vengan a la
República Dominicana. No son bienvenidos ni los necesitamos, sean estos
trabajadores temporales, turistas o diplomáticos, sin importar la dimensión de
las naciones que representan.
A nuestra Nación
no le conviene que vengan personas con la malsana intención de cambiar nuestra
cultura, con el fin ulterior de destruir nuestra nacionalidad y nuestros
valores cristianos; los extranjeros son bienvenidos siempre y cuando
respeten nuestra Constitución, nuestra Bandera, nuestro Escudo nacional,
nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestra identidad nacional y, sobre todo,
nuestras creencias cristianas; de lo contrario, reiteramos, consideramos que lo
mejor que pueden hacer es marcharse de nuestro país.
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