jueves, 10 de marzo de 2016

Data Crédito realiza encuentro para discutir Propuesta de Ley para el Financiamiento de las Iglesias de la República Dominicana



Santo Domingo.- El Presidente de Data Crédito, Porfirio López Nieto, realizó un encuentro con varios representantes de iglesias evangélicas para discutir su propuesta de  Ley que busca el Financiamiento de las Iglesias de la República Dominicana.

López Nieto reiteró que la empresa que dirige, además de exceder las expectativas de sus afiliados, se encuentra inmersa en un sólido esquema de responsabilidad comunitaria y corporativa, que les permite presentar a la consideración pública este tipo de propuesta. "Es un hecho incontrovertible e innegable que las Iglesias que operan en la República Dominicana contribuyen sustancialmente a mantener la paz social, a la consecución de la felicidad de los ciudadanos, y a través del proceso de evangelización que realizan en todo el país, a promover la decencia y los valores cristianos fundamentales y necesarios para la formación de mujeres y hombres de bien. Indicó el ejecutivo.

Agregó que las iglesias realizan actividades extraordinarias, transcendentales, loables e imprescindibles en beneficio del país, y dado que lo hacen en condiciones económicamente limitadas y precarias, resulta conveniente crear la "Ley para el Financiamiento de las Iglesias de la República Dominicana".

Los representantes de las iglesias evangélicas que se dieron cita al encuentro, manifestaron su apoyo a esta iniciativa, ya que esta propuesta se trata de un proyecto inclusivo, que contribuiría a elevar los trabajos que desde hace mucho tiempo vienen realizando las diferentes iglesias con fondos privados en sus diferentes comunidades.


Principios fundamentales de la Ley Propuesta:
[1]. No se está creando ningún impuesto nuevo. Tan solo se propone redirigir entre el 5% y el 10% de los recursos generados por un impuesto que ya existe. Es decir, la implementación de esta propuesta en ningún caso incrementaría el monto de los impuestos que en la actualidad aportan los contribuyentes.

[2]. Ningún ciudadano será obligado a entregar este impuesto a las Iglesias. Nuestra sociedad es una democracia y, por tanto, existe libertad de culto, lo que garantiza el respeto a los no creyentes. Por consiguiente, las personas que no deseen que sus impuestos sean canalizados por esta vía continuarán tributando directamente al fisco, de la manera habitual.

Al acogerse favorablemente esta iniciativa, bastaría hacer un pequeña modificación a la Ley Número 253-12 sobre el Fortalecimiento de la Capacidad Recaudadora del Estado para la Sostenibilidad Fiscal y el Desarrollo Sostenible, publicada en la Gaceta Oficial Número 10697, del 13 de noviembre de 2012, la cual, en su Artículo 3, modificó el Artículo 296 sobre la "Tasa del Impuesto de las Personas Físicas", del Código Tributario de la República Dominicana, establecido a través de la Ley Número 11-92 y sus modificaciones. La retención a los asalariados del año 2016 establece la Tasa del Impuesto: "las personas naturales o domiciliadas en el país pagarán sobre la neta gravable del ejercicio fiscal, sumas que resulten de aplicar en forma progresiva la escala", la cual estipula la exención aplicable a las rentas anuales hasta RD$409,281.00 [monto equivalente a un salario mensual de RD$ 34,106.75]. Es decir, los asalariados que perciban salarios hasta RD$ 34,106.75 estarían exentos del 5% al 10% sugerido en esta propuesta de Ley.

Los recursos que se generarían con la implementación de esta Ley son cuantiosos y podrían tener un impacto social extraordinario, mejorando la calidad de vida de miles o millones de personas socialmente vulnerables. Para dar una idea más precisa al respecto, tomemos en consideración que en el año 2015 el monto retenido a los ciudadanos [1,961,825 empleados contribuyentes] por concepto del Impuesto Sobre la Renta fue RD$27,589,969,590.00 pesos dominicanos. El 5% de esta cifra es RD$1,379,498,479.50 pesos dominicanos. El 10% de esta cifra es RD$2,758,996,959.00 pesos dominicanos.

Para garantizar la transparencia absoluta del manejo de estos recursos las Iglesias se comprometerían a rendir informes anuales detallados de las inversiones que realizaran en los diversos programas que administrasen y la Cámara de Cuentas de la República Dominicana realizaría una exhaustiva auditoría del periodo reportado para verificar la exactitud de la información. Para poder ser beneficiarias de los recursos generados por esta Ley, las Iglesias deben estar debidamente registradas y reconocidas por el Estado.

Tanto los informes emitidos por las Iglesias como las auditorías realizadas por la Cámara de Cuentas serían de dominio público y todos los ciudadanos tendrían pleno derecho al acceso de los mismos, como garantiza la Ley de Libre Acceso a la Información Pública.

Tomando en consideración que la deuda social pendiente es extensa y diversa, se pueden diseñar programas, en coordinación con elGobierno Dominicano [por ejemplo, a través de los Comedores Económicos del Estado] y las diferentes Iglesias de todas las denominaciones, para crear servicios comunitarios en áreas tan importantes como la asistencia a niños que viven en las calles y a los enfermos mentales sin hogar que han sido abandonados por sus familias. Asimismo, fomentar la creación de centros de refugio para mujeres víctimas de violencia doméstica y, además, contribuir con el Programa de Alfabetización de Adultos, entre muchas otras opciones que en el futuro pudieran identificarse.

Con los recursos generados por la Ley que proponemos, las Iglesias podrían crear nuevos asilos para la asistencia de ancianos desvalidos, ciudadanos que han entregado su vida entera al servicio de la nación y que al final de su existencia encuentran como pago la ingratitud social y familiar o, como ocurre en otros casos, están desamparados porque su núcleo familiar se extingue debido al paso inexorable del tiempo, que a todos nos llevará a la desaparición física. En adición a estos infortunios, en la postrimería de la vida van perdiendo la capacidad productiva y menguan sus fuerzas y su salud, por lo cual se encuentran incapacitados para proporcionarse las necesidades elementales que le garanticen una vida digna.

También podrían administrar centros de albergue transitorios para indigentes donde estos desamparados pudiesen recibir, por breve tiempo, refugio y alimentación, en concordancia con los albergues denominados "La Casa del Caminante", noblemente concebidos por el Reverendo Luis Alberto Reyes, de la Iglesia Jesucristo Fuente de Amor.

Otra meta loable podría ser que se financie y se replique el admirable programa de reparación y construcción de casas económicas que desarrolla el Fraile Franciscano José María Guerrero, de la Fundación los Hermanos Pobres de San Francisco, consagrada "radicalmente" a promover el desarrollo humano, económico y espiritual de los más pobres de nuestro país.

Por otro lado, los recursos provenientes de esta Ley podrían ser destinados por las Iglesias para cubrir sus costos operacionales, reparar, remozar y dar mantenimiento a las estructuras existentes, o para adquirir o construir nuevos templos, lo cual potenciaría los efectos positivos del adoctrinamiento cristiano que se realiza en los templos e Iglesias, contribuyendo de manera efectiva a la reducción de la delincuencia en el país.

A este respecto, la Iglesia Ortodoxa rusa y el Presidente Vladimir Putin cimentaron una alianza estratégica sobre la base de la convicción religiosa del señor Putin, en el sentido de que "La Iglesia Ortodoxa siempre ha desempeñado un rol especial dándole forma al estado, a nuestra cultura y a nuestros valores morales". El gobierno ruso ha remozado templos y ha construido nuevos, con el propósito de contribuir con el plan de evangelización que realiza a nivel nacional la Iglesia Ortodoxa. La política actual del Gobierno Ruso contrasta significativamente con el trato displicente y hostil que recibió en el pasado de parte del Kremlin-Ateo de la otrora Unión Soviética. Este trato preferencial quizás explique el hecho de que, hoy en día, más del 70% de la población rusa es cristiana practicante, y quizás, asimismo, explique el por qué se está evidenciando la impresionante e indiscutible popularidad que ostenta el Presidente Vladimir Putin, alcanzando niveles de aceptación sin precedentes.

El Presidente Vladimir Putin representa un nuevo modelo que debería emularse, porque encarna una nueva visión de la política rusa, caracterizada por la religiosidad y el abandono del dogmatismo sectario y rígido del socialismo intransigente que primó en el pasado. El Presidente Vladimir Putin solicitó y obtuvo una audiencia con Su Santidad, Papa Francisco, con el claro objetivo de conciliar las diferencias del pasado, así como promover la tolerancia y el entendimiento de buena fe dentro de un contexto cristiano.

Aprovechamos esta carta para recomendar a las Iglesias dominicanas que se mantengan en alerta, de tal modo que no se dejen confundir ni embaucar por los candidatos y los políticos oportunistas, quienes no representan los valores cristianos que dieron origen a nuestra nación.
En este sentido, las Iglesias y sus feligreses no deberían apoyar electoralmente a ningún candidato que no represente sus valores morales y que no se comprometa formalmente con las Iglesias que promueven y defienden los intereses y la voluntad de Dios. No se trata de ningún chantaje ni de ningún mecanismo de presión, como podrían argumentar algunos sectores, sino que se procura que entre los electores y los elegibles exista una coherencia ideológica auténtica.

No resulta ético ni lógico pretender que el elegido promueva iniciativas, una vez en el poder, que vayan en contra de los valores y principios de los que los han elegido.
Por otra parte, a los extranjeros-diplomáticos que están arrebatados con pasiones incontrolables promoviendo y acariciando, sediciosamente, la perversa y degenerada idea de eliminar del Escudo dominicano la palabra "Dios", contenida en la cinta azul-ultramar, donde se lee en el lema patriótico: "Dios, Patria y Libertad", así como remover de su centro la Biblia -la cual, conforme a nuestra Constitución, está abierta en el Evangelio de San Juan, Capítulo 8, Versículo 32: "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres"-, les invitamos de manera apremiante a que se vayan de nuestro país, preferiblemente después de que sean declarados por el Gobierno Dominicano sujetos indeseables y personas non-gratas.

Al tenor con estas consideraciones patrióticas, es oportuno citar al historiador y auténtico patriota, Manuel Núñez: "La Iglesia cristiana fue la matriz que incubó y preservó la nacionalidad dominicana, razón por la cual, nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, invocó a Dios al momento de crear nuestra Nación". Asimismo, el señor Manuel Núñez nos invita a recordar que durante la ocupación haitiana, desde 1821 hasta 1844, año en que se fundó la República Dominicana, "todos los templos cristianos fueron clausurados por los invasores haitianos y convertidos en depósitos de alimentos para abastecer a las tropas del ejército haitiano".

Durante ese nefasto episodio de nuestra historia, las misas de la Iglesia Católica y los demás cultos cristianos fueron prohibidos por las autoridades haitianas de la época, quienes eran creyentes de un animismo religioso amorfo, donde el vudú ocupaba su epicentro, adorando a múltiples espíritus. Obviamente, el vudú haitiano no tiene ninguna raíz común con nuestras convicciones judeo-cristianas, que según lo define el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es un "Cuerpo de creencias y prácticas religiosas que incluyen fetichismo, culto a las serpientes, sacrificios rituales y empleo del trance como medio de comunicación con sus deidades, procedente de África".

A los extranjeros que les desagrade esta opinión cristiana, les aconsejamos que no vengan a la República Dominicana. No son bienvenidos ni los necesitamos, sean estos trabajadores temporales, turistas o diplomáticos, sin importar la dimensión de las naciones que representan.

A nuestra Nación no le conviene que vengan personas con la malsana intención de cambiar nuestra cultura, con el fin ulterior de destruir nuestra nacionalidad y nuestros valores cristianos; los extranjeros son bienvenidos siempre y cuando respeten nuestra Constitución, nuestra Bandera, nuestro Escudo nacional, nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestra identidad nacional y, sobre todo, nuestras creencias cristianas; de lo contrario, reiteramos, consideramos que lo mejor que pueden hacer es marcharse de nuestro país.

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