Un estudio halló que cuanto más tiempo pasaban los niños durmiendo a distintas horas cada noche, más bajas eran sus puntuaciones en pruebas del pensamiento
La investigación incluyó a 11,000 niños de Reino Unido cuyas rutinas familiares, lo que incluye la hora de dormir, se registraron cuando tenían 3, 5 y 7 años de edad. A los 7 años, los niños recibieron pruebas para evaluar sus habilidades de matemáticas y de lectura, y su conciencia espacial.
El horario irregular para dormir era más común a los 3 años, cuando alrededor de uno de cada cinco niños se iba a la cama a horas variables. Para los 7 años de edad, más de la mitad de los niños se iban a la cama regularmente entre las 7:30 p.m. y las 8:30 p.m.
A los 7 años, las chicas que tenían horarios irregulares para dormir obtenían puntuaciones más bajas en las tres pruebas que las chicas con horarios regulares para dormir. No sucedió lo mismo con los chicos de 7 años, según el estudio, que aparece en una edición en línea de la revista Journal of Epidemiology and Community Health.
Un horario irregular para dormir a los 5 años no se asoció con una menor potencia cerebral en los niños de ambos sexos a los 7 años. Pero unos horarios irregulares para dormir a los 3 años se asociaron con unas puntuaciones más bajas en la lectura, las matemáticas y la conciencia espacial en los niños de ambos sexos, lo que sugiere que alrededor de los 3 años podría ser un periodo sensible para el desarrollo de las habilidades mentales.
El impacto de un horario irregular para dormir pareció ser acumulativo. Las chicas que nunca tuvieron un horario regular para dormir a los 3, 5 y 7 años de edad tenían unas puntuaciones significativamente más bajas en la lectura, las matemáticas y la conciencia espacial que las chicas que tenían horarios fijos para irse a la cama. El impacto fue igual entre los chicos, pero en dos de las tres edades.
Los horarios irregulares de sueño podrían afectar a los ritmos corporales naturales y provocar privación de sueño, dañando la capacidad del niño de adquirir y retener la información, señalaron los investigadores.
"El desarrollo infantil temprano tiene influencias profundas sobre la salud y el bienestar durante toda la vida", enfatizó la autora del estudio, Amanda Sacker, del departamento de epidemiología y salud pública del Colegio Universitario de Londres. "Por tanto, un sueño de menor duración o interrumpido, sobre todo si ocurre en momentos claves del desarrollo, podría tener unos impactos importantes en la salud de toda la vida".
Aunque el estudio halló una conexión aparente entre unos horarios irregulares para dormir y una reducción en la agudeza mental, no probó causalidad.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Journal of Epidemiology and Community Health, news release, July 8, 2013
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