Por: Elizabet Gutiérrez
Periodista
“Los invito a cada uno a comprometerse cada día en el seguimiento de Cristo para rechazar la violencia, que es un camino sin futuro, y para construir una paz duradera fundada en la justicia y el respeto de las personas”. SS. Juan Pablo II:
Periodista
“Los invito a cada uno a comprometerse cada día en el seguimiento de Cristo para rechazar la violencia, que es un camino sin futuro, y para construir una paz duradera fundada en la justicia y el respeto de las personas”. SS. Juan Pablo II:
Conforme la Declaración
sobre la eliminación de la violencia contra la mujer “La violencia de género se refiere a todo acto que se
ejerce contra la mujer por el simple hecho de serlo y que tiene como resultado
posible o real un daño físico, sexual, psicológico o emocional, incluidas las amenazas, la coerción o la privación
arbitraria de la libertad, y todo ello con independencia de que se produzca en el ámbito
público o privado”.
Qué tristeza siento al ver cómo en todo el
mundo las mujeres son víctimas de violación, maltrato físico, acoso
psicológico, violencia doméstica…, como si fuera el ingrediente principal que
condimenta nuestra vida cotidiana.
¿Es que acaso estamos perdiendo la capacidad de asombro? ¡No!
No podemos permitir más violencia contra las mujeres,
debemos integrar las voluntades del Estado, la familia
y la comunidad para luchar por una vida sin violencia.
Iniciemos esta lucha de manera individual; aplicando en nuestros
hogares una filosofía y un lenguaje de amor, justicia y respeto; modelando con
el ejemplo una cultura que nos permita entregar a las nuevas generaciones un
mundo libre de violencia.
La mujer
fue creada por Dios para ser amada, respetada y libre. Ningún ser humano tiene el derecho de
atropellarla con golpes, insultos, intimidación, descalificación, abuso
económico, amenaza, chantaje, control de su espacio vital, abuso sexual, aislamiento, prohibición de trabajar
fuera de casa, abandono afectivo, humillación o falta de respeto a sus opiniones.
Valora a cada mujer con la que interactúas en tu vida! Incentívala para
que exija sus derechos, disfrute amarse a sí
misma y, de esa manera, pueda amar y cuidar de los demás.
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