sábado, 28 de diciembre de 2013

Esclerosis Múltiple

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad autoinmune: es decir, provoca que el sistema defensivo del organismo “se confunda” y ataque la mielina, una substancia que recubre y aísla las células del cerebro, de la médula espinal y del nervio óptico. Cuando se destruye este aislamiento, las señales eléctricas no pueden ser transmitidas correctamente a las neuronas, con lo que estas dejan de funcionar normalmente. Esto provoca una serie de síntomas que van desde un simple hormigueo en brazos y piernas a la parálisis o la ceguera. Así, cada persona afectada por esclerosis múltiple desarrolla síntomas diversos en función de la zona del cerebro que sea afectada.

Los síntomas habituales son:

• Sensación de debilidad
• Fatiga
• Hormigueo en brazos y piernas
• Alteración de la vista (visión doble, pérdida de agudeza visual, etc.)
• Dificultad para vocalizar o articular palabras (disartria) y para elaborar el lenguaje (afasia)
• Temblores
• Dificultad para coordinar los movimientos (ataxia)
• Incontinencia urinaria
• Alteraciones en el carácter, cambios de humor

La EM suele manifestarse en forma de episodios temporales. La frecuencia y virulencia de éstos determinan qué tipo de EM se padece. La EM puede ser: remitente recurrente (brotes períodos sin empeoramiento de la discapacidad entre cada episodio); secundariamente progresiva (inicialmente cursa como remitente recurrente para luego pasar a empeorar progresivamente) o EM primariamente progresiva: la discapacidad aumenta desde el inicio; progresión de la enfermedad puntuada por períodos temporales de estabilización y mejora ocasional.

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