La sordera se define como la pérdida completa de la audición en uno o ambos oídos. Por defecto de audición se entiende una pérdida completa o parcial de la capacidad de oír.
Según la parte del oído que esté afectada, se conocen dos tipos de defectos de audición:
- El defecto de audición conductivo es un problema en el oído externo o medio. A menudo es susceptible de tratamiento médico o quirúrgico. Un ejemplo común es la infección crónica del oído medio.
- El defecto de audición neurosensorial es un problema del oído interno o el nervio acústico. Casi siempre es permanente y requiere rehabilitación, por ejemplo, mediante el uso de un audífono.
Causas de los defectos de audición y la sordera
Causas congénitas de sordera que está presente en el momento de nacer o aparece poco después
- La pérdida de la audición puede ser hereditaria, transmitida por alguno de los padres. Si uno o los dos progenitores o un pariente es sordo, hay un riesgo mayor de que una criatura nazca sorda.
- El defecto de audición también puede ser causado por problemas durante el embarazo y el parto, tales como:
- peso bajo al nacer: por nacimiento prematuro o porque la criatura es pequeña para la edad gestacional;
- asfixia del parto o situaciones durante este que causan hipoxemia del feto;
- rubéola, sífilis u otras infecciones que aquejan a la mujer cuando está embarazada;
- uso impropio de medicamentos ototóxicos (la lista reúne más de 130, como la gentamicina) en el embarazo;
- ictericia grave, que puede lesionar el nervio óptico del recién nacido.
Causas adquiridas que pueden ocasionar pérdida de la audición a cualquier edad
- Algunas enfermedades infecciosas como la meningitis, el sarampión y la parotiditis pueden ocasionar defectos de audición, principalmente en la niñez, pero también en época posterior de la vida.
- Las infecciones crónicas del oído, que por lo común se manifiestan por supuración crónica, pueden causar pérdida de audición. En algunos casos estas infecciones pueden acarrear complicaciones graves e incluso potencialmente mortales, como absceso cerebral y meningitis.
- El oído interno puede resultar dañado por efecto de medicamentos ototóxicos a cualquier edad; destacan en esta categoría algunos antibióticos y antipalúdicos.
- Los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos pueden causar defectos de audición.
- El ruido excesivo, por ejemplo, al trabajar con maquinaria o equipo ruidosos, oír la música a todo volumen o exponerse a ruidos muy intensos, como los disparos de arma de fuego o las explosiones, puede lesionar el oído interno y menguar la capacidad auditiva.
- Pérdida de audición relacionada con el envejecimiento (presbiacusia): A medida que las personas envejecen, puede producirse un deterioro de la capacidad auditiva.
- La obstrucción del conducto auditivo por la acumulación de cerumen o el encajamiento de cuerpos extraños puede causar pérdida de la audición a cualquier edad. Dicho trastorno suele ser leve y se puede corregir fácilmente.
Carga social y económica
Los defectos de audición pueden imponer una carga social y económica onerosa en las personas, las familias, las comunidades y los países.
Los defectos auditivos que aquejan a los niños pueden retrasar el desarrollo del lenguaje y las aptitudes cognoscitivas, lo que a su vez entorpece el aprovechamiento escolar. La magnitud del retraso depende de la intensidad de la pérdida de audición. En los adultos, el defecto de la audición dificulta obtener, efectuar y conservar el empleo. Es común que los niños y adultos con defectos de audición sufran estigma y aislamiento social.
Las personas pobres sufren con mayor frecuencia los defectos de audición porque no pueden pagar las medidas preventivas o la asistencia ordinaria para evitar la pérdida auditiva. Con mucha frecuencia no tienen a su disposición servicios de atención otorrinolaringológica o de asistencia auditiva ni pueden adquirir audífonos adecuados para superar la discapacidad. Los defectos de audición pueden también obstaculizar su salida de la pobreza porque entorpecen el aprovechamiento escolar o el avance en el lugar de trabajo y los aíslan socialmente.
La economía de los países puede resentirse por el costo de la educación especial y la pérdida de empleo por causa de los defectos de audición.
Prevención
La prevención primaria puede evitar la mitad de los casos de sordera y defectos de la audición. Una gran parte de los casos se puede tratar si se diagnostican a tiempo y se someten al tratamiento apropiado.
Las soluciones frente al problema de los defectos de audición se centran en la atención primaria para promover los conceptos de prevención, detección temprana, tratamiento y rehabilitación.
He aquí algunas estrategias de prevención sencillas:
- vacunar a los niños contra las enfermedades propias de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis;
- aplicar la vacuna contra la rubéola a las mujeres adolescentes y en edad de procrear antes de que se embaracen;
- efectuar pruebas de detección para descartar la sífilis y otras infecciones en las embarazadas;
- mejorar la atención prenatal y perinatal, en particular mediante la promoción de los partos sin riesgos;
- evitar el uso de medicamentos ototóxicos a menos que sean recetados por un médico calificado y la posología sea vigilada cuidadosamente;
- cuando sea necesario, remitir a los bebés con riesgo elevado de sufrir estos problemas (por ejemplo, los que presentan antecedentes familiares de sordera, peso bajo al nacer o han sufrido asfixia del parto, ictericia neonatal, meningitis, etcétera) para la evaluación y el tratamiento;
- disminuir la exposición (por motivos de trabajo o personales) a los sonidos y ruidos excesivamente altos mediante la concientización, el uso de dispositivos de protección personal y la aplicación de leyes adecuadas.
Los defectos de audición conductivos se pueden prevenir mediante prácticas higiénicas para cuidar los oídos y la audición. Se los puede tratar apropiadamente mediante la detección temprana, seguida del tratamiento médico o quirúrgico que corresponda.
En los bebés y los niños pequeños, la detección temprana y el tratamiento oportuno evitan problemas con la adquisición del lenguaje y el aprovechamiento escolar.
El tratamiento depende de la causa y puede ser médico, quirúrgico o mediante implantes cocleares o audífonos. Fabricar audífonos asequibles y correctamente adaptados y procurar que los servicios de seguimientos sean accesibles resulta beneficioso para las personas con pérdida de audición. La fabricación de audífonos satisface menos de un 10% de las necesidades mundiales. En los países en desarrollo, llevan audífono menos de 1 de cada 40 personas que lo necesitan.
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