Cuantas veces hemos escuchado que la educación empieza por casa, es por
ello que la familia es la primera escuela de la vida, de ahí que los padres son
los responsables de transmitir a sus hijos, a través de un ambiente de amor,
los valores que forman a una persona buena, íntegra, coherente y capaz de estar
y convivir en la sociedad.
Sin embargo, esta no es una tarea fácil, por lo que es muy importante el
trabajo de los adultos (padres, educadores o cuidadores), que interactúan en la
día a día de la vida del niño. Para que el mismo se conecte afectiva y
emocionalmente a los valores y que esencialmente los exteriorice en acciones.
Es significativo que el hijo vea que los adultos predican con el
ejemplo. Si en casa llaman a la madre o al padre por teléfono y ella o él le
dice a su hijo que conteste que no está, eso marca una conducta negativa. Si la
madre o el padre dice la verdad, trata con respeto a los demás, desde el más
humilde hasta el más ostentoso, no tira papeles en la calle, es respetuoso de
las leyes, es más fácil que el hijo entienda el mensaje.
Del mismo modo, los castigos deberían ser la consecuencia de la acción
del hijo y no el resultado del enfado del padre o la madre. Si el niño
desordeno algo en la casa, debe ayudar a poner las cosas en orden y no quedarse
un mes sin tele. Así se instruye en la independencia moral.
Valores esenciales que debemos inculcarles a nuestros hijos para su sano
desarrollo:
Amor Respeto Paciencia Perseverancia Amabilidad
Amistad Amor a la naturaleza Bondad Obediencia
Perseverancia Respeto al bien común
Respeto a la diversidad Tolerancia Respeto a los Símbolos Patrios
Si les transmitimos estos valores a nuestros hijos les aseguro que en el
futuro serán hombres y mujeres legítimos que sabrán asumir conscientemente los
desafíos de la globalización y podrán comprometerse en la construcción de un
mundo más justo, más comprensivo, imparcial y diverso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión, sugerencia o comentario es importante para nosotros.