lunes, 23 de septiembre de 2013

OPTIMISMO ANTE LA VIDA, OPTIMISMO ANTE LA SEXUALIDAD.




Dra. Ana Luna Espaillat
Terapeuta Familiar y de Pareja
Terapeuta Sexual y Marital
(809)381-0646


Hemos hecho del mal humor y la violencia una profesión…es como si hubiésemos perdido una de las características más distintivas de nosotros como pueblo: LA ALEGRIA DE VIVIR.

Este año, con todas las situaciones que trae los invito a rescatar ese atributo…llevarlo a cada uno de nuestros hogares, a nuestra pareja, a nuestros hijos, al trabajo, a la escuela…

Sabido es que aprendemos por imitación, las energías son contagiosas… Las personas que dicen ser felices se caracterizan porque viven en pareja, con su familia…económicamente manejan adecuadamente su dinero y ven menos negro su futuro económico.

Visitan a menudo sus padres y se sintieron amados y aceptados por estos durante su niñez (etapa de 0-7 años en donde el 80% de nuestra programación emocional es adquirida)…estas personas dicen haberse adaptado muy bien a la escuela, y un factor muy importante: se sienten satisfechos con sus cuerpos, se aceptan a sí mismos, se preocupan por su salud física sin obsesionarse.

Utilizan a menudo su sentido del humor, humor sano, positivo y cuando se divierten en pareja se les ve sentirse gratamente acompañados el uno con el otro, se admiran, apoyan, mantienen una buena comunicación (bien sintonizada, afinada), están comprometidos el uno con el otro y con el proyecto familia, la confianza se mantiene a través de conductas transparentes, el respeto y el amor…el amor fundido en la pasión de las relaciones sexuales regulares y satisfactorias, sienten que la presencia de su pareja les excita…la calidad de sus artes amatorias mejora cada día, en cada encuentro.

Cuando mi abuela Mascota decía “estoy sana como un roble”, hablaba de que se sentía capaz de hacer largas caminatas, trabajar, ya sea impartiendo clases, cosiendo, limpiando, amar, y divertirse, y sobre todo, siempre estaba sonriente, denotando el placer que sentía al hacer estas tareas y destrezas, manteniendo una actitud de agrado. Ser feliz está sumamente ligado a la satisfacción de mantener una salud personal y familiar.

Podemos  vivir de manera optimista, aprendiendo de nosotros mismos y de los que nos pueden ayudar, por supuesto optimismo funcional que implica una conducta de vigilancia sobre un riesgo en particular, que se acompañada de conductas protectoras reales. Optimismo comparativo hace referencia a que la gente evalúa sus propios riesgos, persiste ante la adversidad: mantienen expectativas reales que intervienen en la consecución de buenos resultados derivados de la acción, poseen:

  • Autorregulación: efectos positivos del Optimismo en la salud, más probabilidades de hacer un esfuerzo por alcanzar sus metas.
  • Esperanza de buen resultado: psicológicamente benéfico para la percepción que el individuo tiene acerca del riesgo, vulnerabilidad y severidad en lo que hace.
  • Capacidad para afrontar adecuadamente cualquier situación.
  • Expectativas positivas del resultado: las cosas saldrán bien tal como se espera.
  • Expectativas positivas de la eficacia: capacidad de afrontamiento
Ojo con el optimismo “negativo”, este  hace que no afrontemos las dificultades, ni desarrollemos los mecanismos internos para superarlas. Es un optimismo defensivo, ingenuo y es definido como la tendencia a ignorar los peligros verdaderos creyendo que no se está corriendo riesgo, conduce a la falta de toma de precauciones y a un nivel de negligencia no correspondiente al nivel real de riesgo o necesidad de ayuda personal; subestima la probabilidad de ocurrencia de un acontecimiento negativo que lo afecte y ve su propio riesgo en términos más favorables que el que perciben los demás.

Una actitud optimista repercute en la capacidad para recuperarse de las dolencias. El optimismo potencia el sistema inmunológico y disminuye la predisposición al estrés y la ansiedad.


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