“El valor de una persona se mira en su actitud. Sé perseverante en tu forma de mejorar tu trato a las personas”. Anónimo
Con el pasar de los años
vemos como los valores más grandes de la humanidad han sido corrompidos...
pero, ¿Debemos perder la esperanza?
No, no todo está perdido. Aun estamos a tiempo
de inculcar y cultivar el valor a las personas, según el
significado que tengan en las diferentes etapas de la vida. El
apego a los valores permite que los individuos interactúemos de manera armónica,
pero esto sólo se logra cuando involucramos la familia, la escuela,
nuestro ambiente laboral y la sociedad en general, facilitando así el
alcance de objetivos que no serían posibles de forma individual.
Hagamos un ejercicio y propongámonos como meta
que nuestra acción diaria sea modelaje de los valores de unidad, educación, tolerancia,
respeto, trabajo, disciplina, esfuerzo, dedicación, libertad, paz, responsabilidad, honestidad, felicidad,
cooperación, amor, igualdad, fe y humildad. Mejorando así la relación con Dios, los demás, la sociedad, nuestro entorno y nosotros mismos,
¡Empecemos ahora!
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